“QUE CADA UNO RECLAME VICTORIA Y QUE LA HISTORIA DECIDA”, DICE EL PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS TRAS HABLAR CON PUTIN Y ZELENSKI
Washington enfrenta una crisis económica interna que ya no puede sostener el conflicto: recortes federales, científicos, militares y educativos agravan el desgaste nacional.
Por: Héctor Báez
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que “ha llegado la hora de parar la guerra en Ucrania”, tras mantener conversaciones directas con los mandatarios Vladímir Putin y Volodímir Zelenski. En un mensaje contundente, el mandatario afirmó: “Que cada uno reclame victoria y que la Historia decida. No más muertos, no más dinero tirado, ¡váyanse a casa en paz!”.
La declaración ocurre en un momento de profunda tensión económica en Estados Unidos. En las últimas semanas, su gobierno ha enfrentado críticas por los recortes en áreas clave como defensa, ciencia, educación y programas federales, medidas que buscan frenar el déficit provocado por los gastos bélicos.
Fuentes cercanas a la Casa Blanca confirman que Trump está promoviendo un encuentro de alto nivel entre Putin y Zelenski para sellar un acuerdo de cese del fuego. La iniciativa refleja un cambio en la estrategia estadounidense: priorizar la estabilidad económica interna antes que el apoyo militar continuo a Kiev.
Analistas internacionales señalan que la política de Trump apunta a redirigir los recursos del país hacia su recuperación nacional y a reducir la influencia del complejo militar-industrial.
La economía estadounidense, que durante la última década fue motor del apoyo financiero a conflictos extranjeros, ahora enfrenta una situación alarmante: el crecimiento se desacelera, los programas de innovación científica se congelan y los fondos educativos se reducen. En este contexto, la propuesta de Trump de “cerrar el capítulo ucraniano” representa tanto una decisión política como una necesidad económica urgente.
“Estados Unidos debe volver a invertir en su propio pueblo, no en guerras interminables”, concluyó Trump en su declaración, marcando lo que podría ser el principio del fin de uno de los conflictos más costosos y prolongados del siglo XXI.
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